Al contrario de lo que pueda parecer, en muchos casos el post-operatorio supone menos molestias e incomodidades que otras intervenciones menores en odontología. Un implante bien colocado no debe doler, únicamente puede ocasionar molestias la herida en la encía durante el proceso de cicatrización. Es fundamental observar una escrupulosa higiene oral para evitar sobreinfecciones de la encía.

Tras poner un implante, hay que esperar un cierto tiempo para que cicatrice el hueso antes de cargarlo con los nuevos dientes protésicos. La carga inmediata o dientes en el mismo día es una técnica que funciona correctamente en el sector anterior estético, pero no en el sector posterior. El hueso debe tener una densidad adecuada, por eso se recomienda realizarla en el sector anterior tanto superior como inferior por su alta densidad ósea. La decisión final debe ser del especialista, pues en una indicación incorrecta, corremos el riesgo fracaso.

Las prótesis definitivas pueden colocarse tras seis meses de oseointegración en el maxilar y tres meses en mandíbula una vez realizada la cirugía.

Los implantes se pueden colocar en los jóvenes una vez completado el desarrollo, normalmente a partir de los dieciocho años. En los adultos no existe contraindicación en razón de la edad.

Básicamente existen dos formas de rehabilitación protésica sobre implantes: la prótesis fija en metal-cerámica o circonio (sin metal), y la prótesis removible, realizada en resina, para la ausencia total de piezas dentales.